Que el dinero no te coma. Mejor cómete tú el mundo.
Un método para que tú como mamá uses la herramienta 🛠️ de los presupuestos como algo claro y manejable en tres pasos 👣 (¡sin números que den dolor de cabeza!).
¿Te sientes abrumada cada mes con el dinero, como si apenas llegara y ya se hubiera ido? Las familias tienen miles de compromisos y los gastos parecen multiplicarse, desde el supermercado hasta las actividades de l@s niñ@s. Si quieres que el dinero no te coma y deseas tener un control real de tu presupuesto sin ahogarte en números, aquí te doy tres pasos sencillos que puedes seguir, especialmente diseñados para mamás ocupadas. ¡Y no necesitas ser experta en finanzas para lograrlo!
Paso 1: Divide el dinero en “cajones” esenciales
La primera idea para simplificar tu presupuesto familiar es dividirlo en "cajones" 📥 o categorías esenciales. Con esto, podrás ver claramente a dónde va el dinero cada mes sin perderte en un sinfín de detalles.
Gastos fijos: Aquí entra todo lo que es esencial y se repite mes a mes, como el alquiler, la hipoteca, la luz 💡, el agua, internet y el colegio de l@s niñ@s. Haz una lista de estos gastos fijos y suma el total. Con esto ya tienes una idea básica de cuánto necesitas cada mes para cubrir lo básico.
Gastos variables necesarios: Incluye cosas que cambian cada mes, pero que son necesarias, como el supermercado, la gasolina y el gas. Establece un rango aproximado o un tope para cada uno.
Extras y diversión: Finalmente, reserva un porcentaje para gastos que no son esenciales pero sí necesarios para que la familia pueda relajarse y disfrutar, como una cena en familia o una salida ocasional.
Una vez hecho esto, asigna un porcentaje del total mensual a cada “cajón” en función de tus prioridades y del dinero que tienes disponible. Así te aseguras de que todo tiene su lugar y evitas gastar más de la cuenta.
Tip: Para empezar, puedes usar un sistema de sobres 📩 (físicos o virtuales). Cada cajón es un sobre, y en cuanto recibas tu ingreso, asignas el dinero correspondiente a cada uno. Esto hará que el proceso de administrar tu dinero sea mucho más visual y tangible.
Paso 2: Establece metas claras y realistas
Una vez que tienes organizado el dinero en “cajones”, el siguiente paso es establecer metas que te motiven a cumplir el presupuesto. Este paso es clave porque un presupuesto sin metas es como un mapa sin destino.
Colchón de tranquilidad: Una meta básica y súper importante para todas las familias es el ahorro de emergencia. Y para ti como mamá es indispensable poder descansar y disfrutar de un sueño reparador 🛌. Tener el colchón de tranquilidad lo fomenta. No tiene que ser una cantidad imposible; empieza con algo pequeño, como el 5% o 10% de tus ingresos que apartas para este fin, y poco a poco se irá llenando.
Metas familiares: Esto puede ser desde un viaje en familia hasta cambiar los muebles de la casa o comprar una computadora para l@s niñ@s. Involucra a toda la familia en estas metas. Así, tod@s están motivad@s para cuidar el presupuesto porque saben que hay una recompensa en camino.
Reducir deudas: Si tienes deudas, una buena meta es reducirlas mes a mes. Puedes empezar destinando un porcentaje fijo a pagar deudas y así, poco a poco, verás cómo baja el monto. En este caso hablamos de deudas malas, o sea todas la deudas que pagas tú misma y que no produzcan ingresos.
Lo más importante es que estas metas sean alcanzables. Si te propones algo fuera de tus posibilidades, te vas a sentir desmotivada y hasta frustrada. Mejor avanza con metas pequeñas y realistas que puedas cumplir y que te mantengan en el camino. El tiempo es tu aliado.
Tip: Usa recordatorios visuales, como una foto del viaje que quieres hacer o una lista de metas en la puerta del refrigerador ❄️. Así toda la familia recuerda que estáis trabajando junt@s hacia esos objetivos.
Paso 3: Revisa y Ajusta Cada Mes Sin Complicarte
El último paso es hacer una revisión mensual de tu presupuesto. No se trata de complicarte ni de sentirte mal si algo no salió como esperabas, sino de hacer ajustes para adaptarte a la realidad.
Revisión mensual: Al final de cada mes, dedica unos minutos a ver si lograste mantenerte dentro de los límites de cada “cajón”. Si te pasaste en uno, verifica si es un gasto puntual o algo recurrente. Si fue un gasto puntual, no te preocupes, pero si ves que cada mes gastas más en algo específico, ajusta ese cajón para el siguiente mes.
Aprende de lo que no salió bien: No pasa nada si un mes te desviaste del plan. Usa esos errores como aprendizaje para el siguiente mes. Por ejemplo, si descubriste que en la escuela de l@s niñ@s pidieron más material de lo previsto, incluye un pequeño “colchón” para imprevistos.
Hazlo simple y disfrútalo: La clave está en no hacerlo complicado. Con el tiempo, esta revisión mensual se volverá más sencilla y casi automática. Además, cuando veas que las metas familiares están cada vez más cerca, te sentirás motivada a continuar.
Tip: Si es posible, elige una fecha fija para hacer esta revisión, como el último domingo del mes. Así el dinero no te va a comer a ti, sino tú te preparas para comerte el mundo 🌏.
Para que el dinero no te coma, elabora tú el menú: ¡Simplificar el presupuesto familiar es pan comido de mamás malabaristas!